Entre rumores de “fuego amigo” y columnas políticas, la presidenta salió a defender la titularidad de la CFE, mientras proyecta un optimismo económico que contrasta con los retrasos en obras clave como el Tren al AIFA.
Conferencia del Pueblo | Mañanera
Análisis
Política Gurú
Cuando el río suena en los pasillos de Palacio Nacional, casi siempre lleva piedras.
Sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum decidió hoy poner un dique a las especulaciones.
De forma tajante, desmintió la salida de Emilia Esther Calleja de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Al parecer, los rumores sobre un relevo en la empresa estatal han circulado con fuerza en columnas políticas.
Por ello, la mandataria cuestionó el origen de dicha información con un tono de evidente molestia.
Además, calificó a Calleja como una funcionaria “extraordinaria y honesta” ante la prensa.
No obstante, resulta curioso que apenas iniciando el sexenio ya existan dudas sobre liderazgos clave.
Específicamente, porque Calleja asumió el cargo apenas en agosto de 2024.

Por consiguiente, defenderla públicamente podría interpretarse como una respuesta al fuego amigo interno.
Tal vez existan grupos de poder que no estén cómodos con la actual gestión energética.
Mientras tanto, Sheinbaum prefiere proyectar una imagen de absoluta estabilidad en su gabinete.
Paralelamente, mostró un optimismo desbordado respecto a la economía nacional.
Celebró con entusiasmo el recorte de tasas anunciado recientemente por Banxico.
Según su visión, esto incentivará la inversión y mantendrá la inflación controlada.
Asimismo, aseguró que la próxima revisión del T-MEC traerá buenos resultados para México.
Incluso, afirmó que ya existen acuerdos sobre barreras no arancelarias con los socios comerciales.
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Pero esta confianza contrasta con la tensión geopolítica que se vive en la región.
Sobre todo, por la postura de no intervención que México mantiene ante la crisis Venezuela-EE. UU.
Aunque Donald Trump amenace con acciones militares, Sheinbaum se apega al guion constitucional.
Dicha neutralidad podría complicar las negociaciones comerciales si la presión estadounidense aumenta.
Por otro lado, la realidad de la infraestructura local parece ir a una velocidad distinta.
La presidenta anunció un recorrido de supervisión en el Tren Suburbano hacia el AIFA.
Sin embargo, admitió que todavía no hay fecha para la inauguración oficial.
Faltan puentes peatonales, señalización y pruebas operativas en esta obra prioritaria.
Entonces, ¿es el optimismo oficial una estrategia para calmar los mercados nerviosos?
O quizás es una forma de minimizar los problemas operativos y políticos que empiezan a brotar.
Al final, la defensa a ultranza de la CFE y el discurso triunfalista dominaron la agenda.
Queda claro que la narrativa gubernamental busca sofocar cualquier atisbo de crisis.

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