La presidenta Claudia Sheinbaum se refugia en la no intervención para no opinar sobre el Nobel a la oposición venezolana, mientras presume las finanzas de Pemex rescatadas por Hacienda.
Conferencia del Pueblo | Mañanera
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La mañanera de hoy dejó un vacío ensordecedor en el salón.
Mientras el mundo celebra a María Corina Machado con el Nobel de la Paz, en Palacio Nacional impera el silencio absoluto.
Claudia Sheinbaum decidió aplicar, nuevamente, la vieja confiable: “sin comentarios”.
Por consiguiente, la mandataria prefiere escudarse en la doctrina de no intervención antes que reconocer la lucha democrática venezolana.
De hecho, resulta irónico hablar de la autodeterminación de los pueblos mientras se ignora a quien lucha por ella.

Además, esta postura llega justo cuando las tensiones entre Estados Unidos y el régimen de Maduro están al rojo vivo.
Evidentemente, México busca no pisar callos diplomáticos, aunque eso implique mirar hacia otro lado ante la crisis humanitaria.
Por otro lado, la presidenta asegura que Pemex cierra el año “muy, muy bien”.
Sin embargo, atribuye este éxito a que Hacienda tuvo que entrar al quite para pagar los intereses de la deuda.
Básicamente, cambiamos deuda de una bolsa a otra para calmar a las calificadoras y a los proveedores inquietos.
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Asimismo, Sheinbaum admitió que no hay una estrategia clara contra el mercado negro de vapeadores.
Curiosamente, la solución propuesta es pedir ayuda a los estados y lanzar campañas informativas, sin un plan de seguridad concreto.
Finalmente, sobre la contaminación del río Tijuana, la culpa recae sutilmente en la desinformación de Donald Trump.
En resumen, la narrativa oficial es: aquí todo avanza, los problemas son externos y del Nobel, mejor ni hablamos.
Fuente: El Financiero / Por Octavio Vargas.

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