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La frustración de Oscar Piastri en Silverstone reveló una faceta poco habitual del piloto australiano. Su reacción tras perder la victoria encendió el debate sobre su verdadero carácter.
Una sanción de 10 segundos por frenar inesperadamente bajo coche de seguridad le costó un triunfo casi asegurado. Lando Norris aprovechó el castigo para recortar su ventaja en el campeonato.
Piastri, conocido por su temple y discreción, mostró una incomodidad inusual. Aunque su mensaje fue contenido, su expresión no dejó dudas: se sintió perjudicado.
Incluso solicitó a McLaren un insólito intercambio de posiciones, apelando a una noción de justicia deportiva. La escudería, por supuesto, negó la petición.
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Martin Brundle lo resumió así: “Es la primera vez que vemos al asesino silencioso australiano mostrar los dientes”. Fue una reacción auténtica y reveladora.
Lo visto no es un cambio de personalidad, sino una confirmación del espíritu competitivo de Piastri, forjado desde su adolescencia en Europa.
A los 14 años, tomó la difícil decisión de quedarse solo en Reino Unido para perseguir su sueño de llegar a la F1. Ese sacrificio marcó su carácter.
Bajo la tutela de Mark Webber, su enfoque siempre ha sido firme. Prefiere hablar con resultados, no con gestos fuera de pista ni con declaraciones altisonantes.
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Piastri admite que su estilo sereno no implica apatía. Simplemente, prefiere mantener la calma para rendir al máximo en momentos de presión.
En Silverstone, sin embargo, su ambición rompió el molde. Y esa intensidad podría ser clave en la batalla interna que se avecina en McLaren.
Con Verstappen cediendo terreno, el título mundial parece estar en casa papaya. Pero la armonía entre Norris y Piastri empieza a mostrar grietas.
El historial reciente incluye incidentes en Italia y Canadá que tensaron la relación. Ambos siguen comprometidos con el equipo, pero la lucha por el título podría alterar el equilibrio.
La pregunta es si McLaren podrá mantener la paz cuando cada punto cobre un valor determinante hacia el cierre de la temporada.
Con 12 carreras por delante, el espíritu combativo de Piastri podría marcar la diferencia. Y en este contexto, su reacción en Silverstone no fue un desliz: fue una advertencia.
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