El “jubilado” más famoso del país dejó el banquito de La Chingada para vender “Grandeza”, cobijar a Sheinbaum y mandar un mensaje: la 4T sigue teniendo un jefe político muy claro.
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A AMLO el retiro le duró lo que tarda un video. El supuesto jubilado reapareció desde La Chingada para vender “Grandeza” y mandar línea.
Detrás del tono campechano, el mensaje fue claro: él decide cuándo hablar, a quién regañar y a quién rescatar. Claudia Sheinbaum solo administra.
Como apunta Salvador García Soto en Serpientes y Escaleras, el expresidente presume reducción de pobreza, pero omite deuda histórica, violencia y obras elefante blanco.
Además, López Obrador se vende como “jubilado” que no hará giras, aunque se reserva el derecho de volver si ve “golpe de Estado” o “fraude”.
Sin embargo, la propia Sheinbaum agradece el espaldarazo y, al mismo tiempo, niega que exista crisis que amerite el regreso del líder máximo.
Porque si no hay crisis, ¿por qué necesita la presidenta que su padrino salga cuando su popularidad comienza a resentir los golpes de la realidad?
El asesinato de Carlos Manzo en Michoacán abrió un boquete político. Además, su viuda Grecia Quiroz y el Movimiento del Sombrero ya incomodan a Palacio.
Mientras tanto, desde Morena atacan a Grecia con figuras como Gerardo Fernández Noroña, que la tacha de ambiciosa. Paradójicamente, el fuego amigo la vuelve competitiva.
Así, el regreso de AMLO también busca contener esas grietas internas. Habla de defender a la presidenta, pero protege el control del proyecto y la narrativa.
Porque hacia afuera, su reaparición recuerda que el poder sigue concentrado en su figura. Y hacia adentro manda recado: nadie se mueve sin visto bueno.
Al mismo tiempo, la FGR con Ernestina Godoy recibe expedientes incómodos, como el caso Kushki–AlquimiaPay y denuncias de triangulación financiera y posible lavado en casinos.
En teoría, la “Grandeza” de la 4T sería limpiar la corrupción. En los hechos, siguen apareciendo esquemas turbios que minan el discurso moralista del obradorismo.
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Por eso, el video del “jubilado” parece informe de gobierno más que presentación de libro. No habla del pasado, sino de su injerencia presente.
Además, al marcar condiciones para volver a las calles, AMLO deja claro que se asume guardián de la soberanía, la “democracia” y de Sheinbaum.
Al final, el mensaje central es brutalmente honesto: Sheinbaum gobierna en forma, pero AMLO pretende seguir reinando en fondo. La presidencia se volvió poder compartido.
Crédito editorial: basado en la columna “El jubilado y su caradura”, de Salvador García Soto, publicada en El Universal dentro de Serpientes y Escaleras.
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