Dos antiguos códices aztecas cuentan la travesía de los mexicas y guardan la memoria de un pueblo. El Azcatitlán y el Boturini, tesoros de México y Francia, revelan su simbolismo y su vigencia en tiempos modernos.
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Los antiguos Códice Azcatitlán y Códice Boturini han vuelto a ser noticia.
Ambos manuscritos prehispánicos protagonizan un intercambio cultural entre México y Francia. Este gesto celebra la amistad franco-mexicana y honra siglos de historia compartida.
Además, cada códice encierra un relato único. El Códice Boturini, conocido como Tira de la Peregrinación, es un largo pliego de papel amate sin colores.
Sus imágenes narran la migración de los mexicas desde la mítica Aztlán hasta el valle donde fundarían Tenochtitlán.
Por otra parte, el Códice Azcatitlán luce como un cuaderno con páginas ilustradas a color.
Sus 25 folios relatan la epopeya mexica desde la salida de su tierra originaria hasta los primeros años tras la conquista española.
Ambos códices ofrecen visiones complementarias de la historia azteca.
Sin embargo, el Boturini se enfoca en el recorrido fundacional y sus símbolos sagrados, mientras que el Azcatitlán abarca también la caída del imperio mexica.
De hecho, este último muestra cómo los aztecas resistieron ante la llegada de los españoles.
El simbolismo de estos documentos es profundo.
Cada figura, glifo y escena refleja la cosmovisión mexica y su conexión con los dioses y el destino.
No es solo arqueología o arte: es la voz de un pueblo antiguo contando su propia historia.
Por eso, ambos manuscritos son verdaderos tesoros nacionales.
Han sido estudiados por expertos durante décadas.
Su valor histórico es incalculable.
Además, representan la memoria viva de México y la raíz de su identidad cultural.
Actualmente, cada códice está a miles de kilómetros del otro.
El Códice Azcatitlán llegó a Europa en el siglo XIX.
Desde 1898 está bajo resguardo de la Biblioteca Nacional de Francia.
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Mientras tanto, el Códice Boturini permanece bajo cuidado en el Museo Nacional de Antropología en Ciudad de México.
Sin embargo, pronto cambiarán de escenario.
En 2026 México exhibirá el Códice Azcatitlán y Francia mostrará al público el Códice Boturini.
Esta exposición cruzada forma parte del festejo por los 200 años de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Finalmente, este intercambio cultural trasciende lo simbólico.
Es un reencuentro con el pasado y un acto de respeto mutuo.
México y Francia comparten el orgullo de custodiar estos códices y ahora los comparten con el mundo.
La historia mexica, plasmada en papel hace siglos, sigue viajando y conectando culturas.
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