El desfile lució solemne, pero el mensaje fue otro: limpiar Marina, explicar La Barredora, transparentar Veracruz y abrir de verdad el PEF 2026. Menos teatro, más cuentas claras.
El Gran Gurú
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El Gran Gurú lo advirtió: el desfile lució épico e incómodo. El almirante Raymundo Pedro Morales habló del elefante: huachicol fiscal que carcome a Marina.
Además, eligió el escenario patriótico para el mensaje urgente. Aunque evitó nombres, entendieron el dardo hacia los Farías Laguna y su red con combustible clandestino.
Sin embargo, el aplauso no borra preguntas. ¿Cuándo explicará Marina cómo Rafael Ojeda supo de la transa y miró al horizonte como si nada ocurriera?
De paso, el Senado no puede navegar de noche. Adán Augusto López debería explicar por qué Hernán Bermúdez coordinaba seguridad y La Barredora, sin brújula.
Por eso, si hubo “golpe de timón” en la Armada, urge viraje similar en la Cámara alta. Urge antes de que otra tormenta nos revuelque.
Mientras tanto, hubo diplomacia en el presídium. Hugo Aguilar ofreció disculpas; Kenia López sonrió. Fue gesto mínimo, necesario. La foto fue cuidada; la saliva, prudente.
En Veracruz, se rompió el libreto. Poza Rica amaneció con otro ganador por decreto. El resultado fue modificado sin transparentar votos. La democracia fue maltratada.
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Así, al candidato de MC le descontaron miles; a Morena, decenas. Nadie explicó números. Luego pidieron calma. Pero la calma sin datos es resignación disfrazada.
También hubo influencers acreditados. Youtubers afines intentaron multiplicar accesos al Grito de Independencia. Comunicación Social cerró rápido compuertas. No hubo milagro. Hubo selfies, eso sí.
Por otra parte, anunciaron “parlamento abierto” para el Paquete Económico 2026. Tres días, cinco minutos. Amplio, dicen. En realidad, exprés: fast track maquillado escucha cívica.
Además, arrancaron audiencias de reforma electoral. Pero, si el formato recorta voces, recorta legitimidad. Democracia sin tiempo es monólogo. Y el monólogo termina aburrido, aburrido.
Entre tanto, siguen exhibiéndose jueces electos sin experiencia. Posan con rifles; otros coleccionan ayudantías. Se normalizó un archivo con toga. Lo pagaremos con sentencias improvisadas.
Por eso, se abre interlocución con Segob. Ricardo Monreal presume diálogo. Sea diálogo real, no pizarrón de regaños. Sin acuerdos, el presupuesto será un ring.
En Chiapas, Eduardo Ramírez gritó “¡Viva!” envuelto en tradiciones. Además, presumió paz. Aun así, conviene blindarla. La bonanza dura cuando el crimen merodea con paciencia.
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Estados Unidos puso precio a El Ruso. La DEA ofrece millones. La justicia debe ser mexicana. Si cae, que caiga por cooperación verdadera, no espectáculo.
Y, donde faltó épica, sobró vergüenza. En Nayarit, movieron ceremonias políticas. Prefieren administrar el balcón antes que resolver el plantón. Rendición con pirotecnia apagada pública.
Al final, la 4T presume orden. Pero los hoyos siguen. El discurso, mar abierto; la rendición de cuentas, costa firme. Ahí encallan promesas, y coartadas.
Así las cosas: Marina deslindándose; Senado evadiendo; tribunales improvisando; Congreso acelerando. Gobernadores calculando selfies. Ciudadanos esperan instituciones que no se mareen cuando sopla el viento.
En resumen, patria merece menos teatro. Fueron prometidas limpias. Fueron exigidas responsabilidades. Deberán cumplirse, duela a quien duela, antes de que el oleaje trague pronto.
Porque, aunque el desfile terminó, el país desfila problemas. El Gran Gurú seguirá oliendo pólvora, contando pasos, recordando que la patria es un barco compartido.
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