El caso Bermúdez, la presión de EUA y los choques internos volvieron a Adán Augusto el factor incómodo del Senado. Sheinbaum exige legalidad; Morena busca contención.
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Claudia Sheinbaum y Adán Augusto comparten el paraguas político de AMLO, pero su relación es distante. Aun así, existe coordinación institucional porque el proyecto de Morena exige disciplina.
En 2023 compitieron por la candidatura presidencial. Ella ganó; él quedó cuarto. Desde entonces, la convivencia es funcional, aunque áspera, y con episodios que tensionan el tablero.
El caso Hernán Bermúdez encendió alarmas. Fue secretario de Seguridad en Tabasco y se le liga a La Barredora. Adán Augusto niega nexos, pero el tema lo persigue.
Mientras tanto, Sheinbaum respalda el debido proceso. Ha repetido que la FGR debe investigar y, si corresponde, llamar a declarar. Así, su mensaje fue firme y legalista.
Además, el CNI cooperó con Paraguay para ubicar a Bermúdez. La señal fue clara: no habrá impunidad. Y, por lo tanto, el gobierno busca blindar la cooperación con Estados Unidos.
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En paralelo surgieron presiones externas. Versiones periodísticas apuntan a Washington. Se habla de exigencias para procesar políticos con vínculos criminales y, eventualmente, extraditarlos.
Asimismo, columnas destacaron que Marco Rubio enfatizó el caso de Adán Augusto en reuniones recientes. Por ello, el costo internacional aumentó y la lupa se hizo inevitable.
Dentro de Morena también hubo ruido. Se pidió su salida de la coordinación en el Senado, pero él resistió. Y, sin embargo, el desgaste ya es visible.
En esa misma línea, trascendió una posible “salida diplomática”: la embajada de México en Francia. Aun así, la opción quedó en pausa por cálculos políticos.
Otro frente es el huachicol fiscal. El nombre de Saúl Vera apareció en investigaciones que tocaron puertos de Tampico y Altamira. Así, el entorno político quedó bajo escrutinio.
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De hecho, filtraciones previas sugirieron alertas tempranas sobre Bermúdez. Aunque Adán Augusto se deslindó, la narrativa pública terminó por erosionar su margen de maniobra.
Por otra parte, el episodio de la reforma antinepotismo mostró su músculo negociador. Con PVEM, desplazó la entrada en vigor. Por eso, creció la percepción de autonomía.
Finalmente, Sheinbaum necesita gobernabilidad y certidumbre exterior. Adán Augusto, en cambio, busca sobrevivir políticamente. Entre ambos, la cuerda se tensa, pero el proyecto debe continuar.
Así, el coordinador senatorial se volvió incómodo. No obstante, mientras no haya cargos de la FGR, su permanencia seguirá condicionando la agenda de Morena.
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