Imagina que dos empresas rivales, que llevan años intentando destruirse, deciden de pronto fusionarse para no perder el mercado. Eso es exactamente lo que está pasando en el subsuelo criminal de México entre el CJNG y Los Chapitos.
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Imagina que dos empresas rivales, que llevan años intentando destruirse, deciden de pronto fusionarse para no perder el mercado. Eso es exactamente lo que está pasando en el subsuelo criminal de México. El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y la facción de Los Chapitos han decidido que el pragmatismo vale más que la sangre derramada.
Según informes recientes de la DEA y especialistas en seguridad, estos grupos han tejido una alianza táctica. El objetivo es claro: proteger la herencia de “El Chapo” y frenar el avance de “La Mayiza” en el norte. Sin embargo, esto no es solo un reacomodo de capos; es una señal de alarma para tu seguridad diaria. Cuando los monstruos se dan la mano, el Estado se queda pequeño.
El CJNG ya no es una simple banda de narcotraficantes; opera como una franquicia global con presencia en más de 40 países. Desde China hasta Estados Unidos, controlan la ruta del fentanilo, ese veneno silencioso que mata a miles. Mientras tanto, en México, la estrategia de “abrazos, no balazos” choca contra una realidad de plomo.
Por un lado, la justicia estadounidense ha logrado encarcelar a figuras clave como El Menchito y Los Cuinis. Pero, por otro lado, Nemesio Oseguera, «El Mencho», sigue libre, operando un imperio financiero que lava dinero a través de criptomonedas y empresas fachada.
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¿En qué te afecta esto a ti? La violencia derivada de estas alianzas y disputas no se queda en la sierra; baja a las ciudades, encarece los productos por el cobro de piso y espanta la inversión extranjera. Washington ya no ve a México solo como un vecino con problemas, sino como la base de operaciones de entidades que amenazan su seguridad nacional.
La impunidad sigue siendo el gran motor de esta maquinaria. Mientras el gobierno presume cifras, el crimen organizado demuestra que, hoy por hoy, tiene la capacidad de reescribir sus propios pactos sin que nadie los detenga.
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