Tras un operativo contra “El Camaleón”, Michoacán amaneció con narcobloqueos, tráileres incendiados y carreteras cerradas. El Plan Michoacán y el nuevo secretario José Antonio Cruz Medina enfrentan su primera prueba de fuego.
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Tras el anuncio del Plan Michoacán, los criminales respondieron rápido. A una semana del despliegue federal, el mensaje fue contundente: carreteras bloqueadas y tráileres ardiendo.
Los narcobloqueos aparecieron en rutas de Michoacán. Hubo cierres en la Morelia-Guadalajara, la México-Guadalajara y accesos hacia Zamora y La Piedad, frenando transporte y comercio.
Todo inició en la comunidad de La Cantera, en Salvador Escalante. Un operativo para detener a “El Camaleón”, jefe del CJNG, derivó en un enfrentamiento.
En el choque murieron dos supuestos sicarios. Después, como respuesta, fueron secuestrados vehículos, incendiados tráileres y levantadas barricadas en al menos siete tramos carreteros clave.
Al mismo tiempo, el Gabinete de Seguridad presumió avances del Plan Michoacán. Reportó 12 detenidos, explosivos, armas largas, cartuchos, cargadores, vehículos y dosis de droga.
Además, destacó patrullajes en huertas limoneras para “proteger a las y los productores”. Sobre el caos en las autopistas, el discurso oficial sonó más cuidadoso.
El cambio de mando también pesa en la ecuación. José Antonio Cruz Medina asumió Seguridad estatal precisamente un día antes de que estallaran los bloqueos.
Cruz Medina es hombre cercano a Omar García Harfuch. Además viene de la Guardia Nacional y la antigua Policía Federal, cantera del gabinete de seguridad.
Sin embargo, el estreno no pudo ser peor. El mensaje del crimen organizado fue: el territorio sigue en disputa, pese a anuncios y discursos oficiales.
Porque Claudia Sheinbaum presentó el Plan Michoacán como estrategia integral, con miles de elementos federales y una gran bolsa de recursos para pacificar la región.
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Aun así, los narcobloqueos exhiben límites de la estrategia. Aunque hay despliegue militar, los grupos criminales aún pueden cerrar carreteras, quemar vehículos y sembrar miedo.
Por eso, el reto no es solo contar detenidos. Consiste en recuperar comunidades, garantizar justicia y romper negocios de extorsión, cobro de piso y lavado.
Mientras no pase eso, golpes contra figuras como “El Camaleón” tendrán doble filo. Por un lado muestran presencia del Estado; por otro, disparan reacciones violentas.
Al final, el Plan Michoacán vive ya su primera gran prueba. Si queda en operativo mediático, los que mandarán seguirán siendo los mismos de siempre.
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