Sheinbaum rechazó que su Gobierno haya filtrado documentos del SAT sobre Adán Augusto. El senador defendió 79 mdp por servicios y herencia. El debate gira en transparencia y contratos.
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Aunque el tema encendió opinión pública, Claudia Sheinbaum negó filtraciones de documentos del SAT sobre Adán Augusto López. La versión fue negada durante la mañanera.
Sin embargo, la presidenta sostuvo que el Gobierno no filtra expedientes y que esa práctica se acabó. Además, rechazó que exista fuego amigo contra el senador.
Asimismo, explicó que irregularidades serán turnadas a la Secretaría Anticorrupción y, de ameritarlo, a la FGR. Así, procesos recaen en instituciones, no en decisiones políticas.
Por ahora, aseguró que no hay investigación abierta contra Adán Augusto López. No obstante, cualquier anomalía será aclarada con expedientes oficiales y tiempos procesales verificables.
Además, abordó el contexto: los casos de La Barredora y Hernán Bermúdez no provienen del círculo presidencial. Así, descartó rupturas dentro de la cúpula morenista.
Por su parte, Adán Augusto López dijo recibir 79 millones de pesos por servicios legales. Afirmó que esos ingresos están declarados y nunca los ocultó.
En ese sentido, detalló dos transferencias como herencia de inversiones de su padre en Estados Unidos. Sin embargo, el monto exacto no fue precisado públicamente.
En paralelo, apareció Operadora Turística Rabatte, empresa de la que obtuvo hasta 11.5 millones. Además, se registraron adjudicaciones directas durante su gubernatura en Tabasco.
Con todo, opositores mencionaron vínculos con empresas fantasma y contratistas. Sin embargo, el senador sostiene no hay conflicto de interés, sino cobros por servicios profesionales.
Así, la narrativa oficial intenta cerrar el frente político. Pero el caso sigue abierto: pesan transparencia, contratos, trazabilidad y congruencia ética con su gestión pasada.
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Mientras tanto, para Sheinbaum la prioridad es evitar percepción de guerra interna. Por ello, delimita procesos: instituciones investigan y la Presidencia se mantiene al margen.
Asimismo, para Adán Augusto el reto es sostener el relato de transparencia. Requiere papeles completos, trazabilidad y auditorías que disipen sospechas sobre contratos y herencias.
En suma, el tablero exige dos cosas: claridad documental y verificación independiente. Si todo es legal, la explicación quedará firme; si no, serán exigibles responsabilidades.
Finalmente, para la ciudadanía lo esencial es claro: ¿hubo filtración, trato de favor o simples coincidencias administrativas? De esa respuesta dependerá el costo político próximo.
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