La reaparición de AMLO desde Palenque no fue solo para presentar su libro “Grandeza”. También sirvió para mandar línea a Sheinbaum y disciplinar a la 4T en plena “temporada de zopilotes”.
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Desde su rancho en Palenque, entre animales de granja y paisaje tropical, el expresidente reapareció en un video larguísimo para presentar su libro “Grandeza”.
En teoría, fue un acto cultural. Sin embargo, el contenido terminó siendo claramente político y dirigido a la militancia de la 4T.
López Obrador insiste en que está “jubilado” y fuera de la política. Pero, al mismo tiempo, dicta línea, ordena unidad y marca límites internos.
La columna de LPO acierta al destacar la frase clave: “No hay que hacerle sombra a nuestra presidenta ni dividirnos”. Esa es la instrucción central.
En apariencia, es un abrazo a Claudia Sheinbaum. Sin embargo, también suena a advertencia para gobernadores, legisladores y cuadros que ya andan inquietos.
Además, llega en un momento incómodo. Hay bloqueos, malestar social y protestas de jóvenes que cuestionan el rumbo del país y la respuesta del gobierno.
Por eso, AMLO se coloca como guardián del proyecto. Pide disciplina, cierre de filas y cero críticas públicas que puedan mostrar fracturas en Morena.
Al mismo tiempo, fija tres condiciones para regresar a las calles: defensa de la democracia, de la soberanía y de la presidenta ante un posible golpe de Estado.
Es decir, se retira… pero deja sobre la mesa el derecho a regresar cuando él decida que “algo grave” está ocurriendo.
Ese mensaje no es menor. En los hechos, se reserva el papel de árbitro supremo del movimiento, por encima de cualquier dirigente formal.
El video también le sirve para blindar su legado. Presume reducción de pobreza y estabilidad, mientras minimiza críticas sobre violencia, instituciones capturadas y crisis de servicios.
Así, si el sexenio de Sheinbaum se complica, el relato ya quedó armado: él entregó “un país mejor” y cualquier retroceso sería responsabilidad ajena.
Además, AMLO no solo vende libros. Con “Grandeza” y el próximo “Gloria”, busca dejar escrita la versión oficial de la historia para la base morenista.
En la práctica, eso significa que la 4T tendrá Biblia política propia, firmada por el fundador, y difícilmente alguien se atreverá a contradecirla desde dentro.
Para Sheinbaum, el respaldo es arma de doble filo. La fortalece ante la oposición, pero la ata aún más a la sombra de su antecesor.
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Porque, cada vez que AMLO habla, la conversación se mueve de Palacio Nacional a Palenque. Él sigue marcando el tono, los temas y hasta los enemigos.
El “ya me retiré” suena entonces más a mecanismo de control que a despedida honesta. Aparece cuando conviene, desaparece cuando puede restar.
Además, al advertir que “todavía es temporada de zopilotes”, coloca toda crítica en el bando de los carroñeros. Es una forma eficaz de descalificar cualquier cuestionamiento.
El problema es que el país vive una crisis de confianza. Crecen dudas sobre la seguridad, la economía real y la independencia de los poderes del Estado.
Por eso, el llamado a “no dividirse” también va hacia dentro. Morena enfrenta pleitos por cargos, sucesiones adelantadas y choques entre grupos cercanos al poder.
La reaparición de AMLO, leída con calma, no es un gesto nostálgico. Es una operación de control interno, envuelta en video bucólico y promoción editorial.
Al final, la presidenta gobierna, pero el dueño del relato sigue siendo el mismo. Y dejó claro que, si lo considera necesario, volverá a ocupar el centro de la escena.
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