La marcha de la Generación Z del 15 de noviembre divide al país. El Gobierno apunta a empresarios y redes de derecha; los organizadores insisten en que es protesta ciudadana.
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La marcha de la Generación Z del 15 de noviembre encendió focos rojos en la política mexicana. El debate superó las redes.
Según el Gobierno de Claudia Sheinbaum, la movilización hacia el Zócalo no es espontánea. Sería una campaña digital diseñada desde la derecha internacional.
El análisis presentado por Infodemia MX rastreó cuentas recién creadas y reactivadas. También detectó videos con inteligencia artificial y uso intensivo de bots.
Para la Presidencia, la convocatoria se articula con redes conservadoras globales. Ahí ubican a Atlas Network y a organizaciones afines.
En ese entramado aparecen empresarios e influencers que ya habían confrontado a la 4T. Varios participaron en la Marea Rosa.
Uno de los nombres clave es Claudio X. González, impulsor de “Salvemos la Democracia”. Él ha compartido contenidos de la marcha y sus consignas.
El empresario mantiene presencia en consejos de grandes corporativos. Además, ha financiado iniciativas críticas contra gobiernos de izquierda en México.
También se menciona al consultor Arturo Villegas, señalado como estratega de derecha. Su especialidad son campañas en redes y entrenamiento para líderes.
Otro actor es Arturo Herrera, economista libertario y colaborador de La Derecha Diario. Desde ahí lanza críticas constantes a Sheinbaum.
A la lista se suma Javier Negre, director de La Derecha Diario. Junto a él aparece el consultor argentino Fernando Cerimedo.
Cerimedo ha trabajado en campañas de Javier Milei y apoyó ecosistemas digitales vinculados a Jair Bolsonaro. Hoy es pieza clave en la narrativa oficial.
Además, el Gobierno vincula la operación con empresarios como Ricardo Salinas Pliego. Lo señalan por amplificar el tema desde sus plataformas.
Sin embargo, voceros de Generación Z sostienen que la protesta es ciudadana. Niegan el financiamiento de partidos, gobiernos o grupos empresariales.
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También recuerdan que miles de jóvenes marcharán por violencia, crisis de vivienda y falta de oportunidades. Además, mantienen la demanda de revocación de mandato.
En medio del choque, Sheinbaum promete escuchar, pero pide “no dejarse usar”. Mientras tanto, la oposición prueba su fuerza rumbo a 2027.
Lo que ocurra el 15 de noviembre definirá el relato. Será una protesta auténtica o, como acusa el Gobierno, una operación política bien financiada.
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