Justicia a la carta: Sheinbaum, el SAT y la protección al «Rey Facturero»
La guerra contra la evasión fiscal tiene dos caras: una implacable contra figuras desgastadas como Álvarez Puga, y otra complaciente con personajes como Raúl Beyruti, quien, pese a millonarios desvíos, sigue operando en la impunidad.
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La justicia fiscal en México tiene estrabismo: mira con furia a unos y hace la vista gorda con otros. En el gobierno de Claudia Sheinbaum, la cruzada contra las empresas «factureras» —esos mecanismos para evadir impuestos que le cuestan al fisco unos 1,400 millones de pesos— es una prioridad declarada. Sin embargo, la realidad operativa sugiere una campaña selectiva.
Por un lado, tenemos a Víctor Manuel Álvarez Puga, el «chivo expiatorio» perfecto. Antiguo símbolo del factoraje evasor, hoy se encuentra recluido en Miami, sin la fortuna que se le adjudica y enfrentando un proceso de extradición. El gobierno busca que repare el daño, usándolo como trofeo de una lucha contra la corrupción que, irónicamente, no tocó a nadie durante el sexenio de AMLO para no salpicar a funcionarios cercanos que fueron financiados por él.

Del otro lado de la moneda está Raúl Beyruti, conocido como «el rey facturero». A pesar de tener seis carpetas de investigación abiertas (UIF, SAT, IMSS) y acusaciones de dispersar más de 1,300 millones de pesos a través de GINGroup, Beyruti se pasea impune. Mientras Álvarez Puga espera su suerte en una celda, Beyruti disfruta de los mejores restaurantes de Polanco y Santa Fe, gestionando sus negocios a través de familiares y ocultando 45 inmuebles entre exesposas e hijos.
¿Por qué la diferencia? La respuesta apunta a una red de protección política que incluye nombres de alto calibre, como el senador Adán Augusto López, cuyo entorno parece inmune a las investigaciones del SAT.
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Para el ciudadano común, esto significa que la ley no es pareja. Mientras el SAT aprieta al pequeño contribuyente, los “amigos del régimen” siguen operando, triangulando recursos en franquicias de comida rápida y clínicas, riéndose de las órdenes de aprehensión que nadie ejecuta. La justicia selectiva no es justicia; es una herramienta política más, heredada del viejo régimen y perfeccionada por la Cuarta Transformación.
Factureros SAT Sheinbaum
Fuente: Basado en la columna “Estrictamente Personal» de Raymundo Riva Palacio, publicada en El Financiero.

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