Claudia Sheinbaum reunió a miles en el Zócalo para su primer año de gobierno. Defendió la Ley de Amparo, presumió avances económicos y una baja en homicidios.
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Claudia Sheinbaum volvió al Zócalo y, frente a una plaza llena, mandó dos mensajes: continuidad con AMLO y defensa de su proyecto. Así, abrió su balance.
Además, reiteró que no hay rompimiento con Andrés Manuel López Obrador. Según dijo, comparten valores, humanismo mexicano y un horizonte común. El respaldo fue explícito.
Sin embargo, también marcó sello propio. “El poder no es para enriquecerse”, repitió, y subrayó que los recursos se devuelven en derechos y Programas del Bienestar. El contraste fue intencional.
En economía, presumió peso estable por debajo de 19 pesos, inflación alrededor del 4 % y un PIB con crecimiento estimado de un 1.2 %. Aun así, reconoció retos pendientes.
Asimismo, señaló récord de Inversión Extranjera Directa y baja desocupación. Con ello, defendió su modelo económico como ancla para inversión, empleo y estabilidad de precios.

En seguridad, anunció una reducción del 32 % en homicidios en estos 12 meses. Fue presentado como el resultado de investigación, coordinación y cero impunidad. El énfasis fue claro.
A la par, defendió la reforma a la Ley de Amparo. Según su narrativa, no elimina derechos; más bien agiliza justicia y evita que el amparo sea refugio de potentados fiscales.
También habló de reformas constitucionales y nuevas leyes para fortalecer al Poder Judicial, Pemex y CFE. Varias fueron aprobadas como “palancas” de soberanía y desarrollo energético.
Por otro lado, reivindicó el Plan México: 23 polos del bienestar avanzarán en 2026 para detonar cadenas productivas, innovación y empleo. La meta, dijo, es industrializar con justicia.
Además, aseguró optimismo ante la revisión del T-MEC. Dijo confiar en un buen acuerdo con Estados Unidos y Canadá que proteja empleos, exportaciones y reglas claras.
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En política social, enumeró becas, pensiones y salud con enfoque territorial. Se insistió en cobertura universal y entrega directa. La narrativa de bienestar fue dominante.
No obstante, persisten desafíos: el desabasto médico en regiones, extorsión y brechas estatales de violencia. Aun así, el gobierno promete ajustes y seguimiento continuo.
Finalmente, cerró con símbolo: “Aquí estamos de pie”. El mensaje buscó cohesión, continuidad y confianza. Y, sobre todo, reconectar pueblo-gobierno desde el corazón político del país.
En suma, Sheinbaum utilizó el Zócalo para blindar rumbo, sostener números y ordenar la conversación pública: economía, seguridad, amparo y Plan México.
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