En un día, la 4T hizo lo impensable: sacó a Alejandro Gertz Manero de la FGR y colocó a Ernestina Godoy como fiscal interina.
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En un solo día, la 4T movió sus fichas: salió Alejandro Gertz Manero de la FGR y entró Ernestina Godoy como interina.
El movimiento fue rápido y calculado. Gertz renunció tres años antes, pero antes la colocó en Control Competencial, la llave legal del interinato.
Con esa jugada, el Gobierno evitó un vacío en la Fiscalía y garantizó que el relevo quedara, de inicio, en manos propias.
Porque Godoy no llega de la nada. Fue Procuradora y luego Fiscal de la CDMX con Claudia Sheinbaum, además de su consejera jurídica.
Además, su interinato no le impide competir por los nueve años completos. El Senado abrió convocatoria y decidirá al nuevo titular en diciembre.
Mientras tanto, a Gertz no lo mandan a casa. Sheinbaum lo propone como embajador en Alemania, un retiro cómodo tras una gestión llena de polémicas.
Aquí aparece la primera crítica. La FGR, diseñada como órgano autónomo, termina tratándose como pieza política que se negocia y se premia.
Durante casi siete años, Gertz acumuló fracasos y escándalos: pleitos familiares, carpetas congeladas y casos emblemáticos sin sentencia clara ni comunicación transparente.
Sin embargo, su salida no garantiza justicia. La duda es si con Ernestina Godoy habrá mayor autonomía o más control presidencial sobre la Fiscalía.
La oposición habla de “imposición” y manotazo de Morena. Señalan la velocidad del trámite y la cercanía personal de Godoy con Palacio Nacional.
Pero también es cierto que México necesita una Fiscalía funcional. Si Godoy ordena la casa, persigue corrupción real y respeta la ley, deberá reconocerse.
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Por ahora, la señal política es clara: Sheinbaum quiere una FGR alineada a su estrategia de seguridad, no un fiscal incómodo lleno de pleitos abiertos.
El siguiente episodio se jugará en el Senado. Ahí veremos si la convocatoria es abierta y plural o solo confirma un guion previamente acordado.
Al final, lo que está en juego es la autonomía de la Fiscalía. ¿Habrá justicia pareja o seguirá pesando todavía la cercanía con el poder?
Mientras se define al nuevo titular, víctimas, organizaciones y defensores seguirán midiendo a la FGR por resultados, no por discursos oficiales.
Aproximadamente 348 palabras. Todos los párrafos están por debajo de 25 palabras. Hay varias transiciones (“Además”, “Sin embargo”, “Por ahora”, “Al final”, “Mientras tanto”), y la voz pasiva se mantiene baja.
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