En medio de acusaciones cruzadas, Adán Augusto exige a AMLO frenar a Jesús Ramírez por “operaciones” mediáticas. La pugna reabre fisuras en la 4T y complica la agenda de Sheinbaum.
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Adán Augusto volvió al centro del huracán. Y, ahora, apunta directo a Jesús Ramírez.
Según su círculo, el senador pidió a AMLO detener “operaciones” mediáticas atribuibles al exvocero.
Adán Augusto sostiene que los escándalos recientes se diseñan y amplifican desde contactos de Ramírez con medios.
Además, insiste en que esa presión busca sacarlo de la cancha y beneficiar a la oposición.
Sin embargo, en privado presume que su permanencia garantiza la unidad de la 4T.
También recordó viejas rencillas: nunca hubo buena química entre ambos durante el sexenio.
Entonces, el hoy coordinador en el Senado celebró que Ramírez no obtuviera una Secretaría con Sheinbaum.
Pero los tiempos cambiaron. Ahora se siente cercado por tramas que cruzan Tabasco y la CDMX.
Asimismo, menciona la saga Bermúdez Requena y las polémicas fiscales del exgobernador.
De hecho, afirma que el guion no proviene de Seguridad ni de García Harfuch.
Por el contrario, señala al exvocero presidencial como arquitecto del ruido.
Mientras tanto, versiones internas refieren que AMLO ya intervino para “mediar” en la coyuntura.
Además, se comenta que las gestiones habrían tocado áreas clave del gobierno de Sheinbaum.
No obstante, el tablero incluye al hijo del expresidente, Andy López Beltrán.
Según operadores, su nombre aparece alrededor de la pugna y en pasillos partidistas.
Aun así, el senador confía en blindarse conversando con gobernadores y aliados.
En su última charla con Javier May, dijo que su continuidad sostiene el proyecto.
Pero May, cuentan, detesta al senador y alimenta resistencias locales.
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Con todo, Adán Augusto repite que “el que nada debe, nada teme”.
Por ello, prepara defensa política y legal, mientras exige frenar la supuesta campaña.
En cambio, su adversario prefiere el silencio estratégico, observando el desgaste.
Al final, la disputa exhibe fracturas reales en la 4T.
Y, además, presiona la agenda de Sheinbaum, obligada a oxigenar puentes.
Así, el movimiento entra en fase de catarsis.
Porque, si el fuego amigo continúa, la oposición capitalizará el ruido interno.
Entonces, todos miran a Palacio esperando señales claras.
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