Entre cálculos y reflectores, Adán Augusto pide frenar el desafuero de Alito. Morena cuenta votos, Mier enfría el expediente y la oposición afila narrativa de victimización.
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Tras la trifulca en el Senado, Adán Augusto pidió frenar el desafuero de Alejandro “Alito” Moreno. Según lectura, el priista capitalizaría proceso con victimización claramente.
Además, el coordinador de Morena evalúa costos. A su juicio, adelantar el expediente haría de Alito un mártir, cuando la oposición busca reflectores nacionales hoy.
Sin embargo, el caso no se agota ahí. Para Adán Augusto, el golpe eclipsa cuestionamientos a Gerardo Fernández Noroña y su casa en Morelos aún.
Por eso, en el cuartel guinda se impone la cautela. Aunque hay presión interna, se reconoce que no existen votos firmes para un proceso acelerado.
Asimismo, el vicecoordinador Ignacio Mier puso hielo al tema. Dijo que primero van peritajes y resoluciones; después, si procede, el camino institucional seguirá su cauce.
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Aunque varios senadores ven con buenos ojos el expediente, el tablero es movedizo. La oposición convertiría intento en campaña, con giras y épica de resistencia.
En paralelo, la relación Alito–Adán arrastra lastre todavía vigente. La Barredora tensó puentes y detonó señalamientos cruzados que hoy reaparecen como telón de fondo legislativo.
Luego vino el cálculo de riesgos. En comunicación política, fabricar antagonistas une a los propios; evitarlo quita oxígeno al adversario y reordena la agenda pública.
Aun así, el PRI exige definiciones. Alito pide firmeza, denuncia persecución y promete no doblarse, mientras intenta reposicionarse como dique opositor ante Palacio Nacional hoy.
Mientras tanto, Morena mide tiempos. Con el Paquete Fiscal 2026 y reformas en puerta, un choque desviaría fuerzas de negociaciones clave en Cámara y Senado.
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Además, la calle sigue caliente. Los videos del zafarrancho alimentan discursos encontrados, pero también fatiga social creciente frente a la política convertida en espectáculo constante.
En efecto, la prioridad oficialista es bajar la temperatura. Un proceso calibrado sería leído como distractor y podría revivir a un rival hambriento de foco.
En síntesis, la jugada es táctica. Adán Augusto sugiere contención, Morena cuenta votos y Alito afila discurso; entretanto, Noroña queda cubierto por la polvareda todavía.
Al final, el expediente no muere, sólo espera ventana política. Cuando cambie el clima, el oficialismo decidirá si avanza o archiva, sin regalar victorias ajenas.
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