McLaren llega a Bakú con una ventaja histórica y la posibilidad real de firmar el bicampeonato de constructores. Aquí explico los escenarios, las condiciones y las claves para cerrar el título.

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Alberto Castelazo
@Castelazoa
Política Gurú
Azerbaiyán no es una carrera más para McLaren; es la puerta del bicampeonato de constructores. El contexto importa, y los números son contundentes.
Tras Monza, McLaren suma 617 puntos y aventaja a Ferrari por 337. Además, supera a Mercedes por 357 y a Red Bull por 378. El margen es histórico.
Con ocho Grandes Premios y tres sprint por disputarse, quedan 389 puntos disponibles esta temporada. Por tanto, la aritmética del título se estrecha en Bakú.
Si Piastri y Norris firman un doblete en Azerbaiyán, el campeonato será sellado matemáticamente. Así, McLaren confirmaría su segundo título consecutivo de constructores.
Sin ese 1-2, el plan sigue claro. McLaren necesita sumar nueve puntos más que Ferrari en Bakú para dejar el trofeo prácticamente listo.
Además, no debe perder más de 11 frente a Mercedes ni más de 32 ante Red Bull. La ventana es holgada, pero exige precisión.
¿Por qué la cifra clave es 346 después de Bakú? Porque quedarán 346 puntos en juego. Y Ferrari no tiene victorias en 2025.
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Incluso en un día adverso, el control depende del papaya. Si Ferrari logra 1-2, la coronación sería en Singapur. El margen seguiría robusto.
Además, si un McLaren gana en Bakú, Mercedes queda fuera de la pelea. Sin podio plateado, necesitaría un doble tropiezo naranja para sobrevivir.
Mientras tanto, Red Bull respira por un tubo. Debe sumar 33 puntos y que McLaren no puntúe. De lo contrario, sus opciones serán extinguidas.
Segundo, disciplina estratégica. Sin embargo, Monza dejó una lección nítida: la política interna puede costar décimas. Aquí, la prioridad del título manda sin dramas.
Tercero, fiabilidad. Con el punto de vuelta rápida eliminado en 2025, cada componente cuenta más. Por eso, conviene proteger el MGU-K y vigilar temperaturas.
Cuarto, qualy quirúrgica. En Bakú, la rebufo-lotería puede ser traicionera. Por eso, bloquear primera fila reduce riesgos y ordena la carrera desde el inicio.
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Quinto, gestión de neumáticos. Aunque el asfalto azerí ofrece agarre medio, la ventana castiga errores. Así, el undercut puede volverse un arma de doble filo.
Además, quedan tres sprint: Austin, São Paulo y Catar. En total, 15 puntos por sábado permiten remates; la consistencia seguirá premiada con método táctico.
Finalmente, Norris y Piastri deben correr con madurez. Aunque haya tensión, el objetivo común manda. Primero, el título; después, la interna. Esas prioridades serán recordadas.
Séptimo, salida perfecta. Porque la recta es larga y el DRS premia persecuciones, conviene priorizar tracción y proteger el interior en la T1.
También, el safety car suele aparecer en Bakú. Por eso, los muros exigirán respeto. Una bandera puede ser neutralizada con aire limpio y control.
En suma, el título está en la mano. Pero McLaren no puede regalar nada. Con foco y orden, Azerbaiyán puede ser firma dorada 2025.
Como yo lo veo, Bakú pondrá a prueba carácter. Y, aunque falten citas, el hambre de campeón pesa. Hoy, el naranja huele a historia.
Y sí, Ferrari podría atrasar la fiesta. Sin embargo, el proyecto naranja luce blindado. Si cae, caerá pronto. Porque la tendencia ya fue impuesta.

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