La alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, negó haber coaccionado a comerciantes para asistir a la marcha de la Generación Z. Mientras Morena impulsa una investigación, la edil acusa una campaña de desinformación y ofrece apoyo jurídico a los detenidos del 15N.
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La marcha de la Generación Z del 15 de noviembre sigue levantando polvo político en la Ciudad de México y, sobre todo, en la Cuauhtémoc.
Desde redes sociales circularon videos donde supuestos comerciantes afirman que fueron obligados a ir a la protesta por órdenes de Alessandra Rojo de la Vega.
Sin embargo, la alcaldesa de oposición niega coacción y sostiene que su relación con mercados y comercio es de respeto y dentro de la ley.
Además, asegura que el joven que denuncia presiones no está registrado en padrones de comercio de La Lagunilla ni se le reconoce entre los locatarios.
Por otro lado, afirma que otro hombre, señalado como trabajador de la administración, tampoco aparece en nómina ni forma parte de la Alcaldía Cuauhtémoc.
Según Rojo de la Vega, estas acusaciones son parte de una narrativa fabricada por Morena para “levantar falsos” y debilitar a gobiernos de oposición.
Mientras tanto, diputados morenistas del Congreso de la CDMX anunciaron una investigación por presunta presión a comerciantes para asistir a la movilización.
Además, el Gobierno capitalino enfrenta críticas por los abusos policiales durante la marcha, mientras promete investigaciones internas y sanciones.
Así, el conflicto no solo ocurre en la calle, también en el discurso público: unos hablan de acarreos y otros de montajes contra la alcaldesa.
Además, Rojo de la Vega criticó el uso excesivo de la fuerza y señaló que detenciones presentaron inconsistencias en el Registro Nacional de Detenciones.
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Por eso, informó que su gobierno puso a disposición un equipo jurídico para acompañar a madres, padres y jóvenes detenidos tras la marcha del 15N.
Al mismo tiempo, la alcaldesa insistió en que seguirá respaldando protestas pacíficas y que no se quedará callada ante lo que considera campaña de desinformación.
En este escenario, tanto la Generación Z como los comerciantes quedan atrapados entre narrativas partidistas y una desconfianza ciudadana.
Al final, la polémica sobre la Generación Z exhibe la disputa por el hartazgo ciudadano entre Morena y la oposición rumbo a las próximas elecciones.
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