Se confirma el movimiento: Fernando Chico Pardo entra a Banamex y asume la presidencia del Consejo. Detrás de la firma, se esconde una operación política que dejó fuera a Germán Larrea y alínea al banco con la 4T.
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La novela de la venta de Banamex ha entrado en un capítulo decisivo, y el guion parece escrito con tinta de Wall Street, pero corregido con lápiz rojo desde Palacio Nacional. Finalmente, Citi ha cerrado la venta del 25 % de su participación a una firma de Fernando Chico Pardo. Este movimiento no es una simple transacción; es un mensaje de estabilidad institucional y “mexicanización” controlada.
En primer lugar, hay que entender al jugador. Chico Pardo no es un improvisado; su pedigree financiero (ex Inbursa, fundador de Promecap) lo coloca como un money maker disciplinado. Sin embargo, lo más jugoso de esta operación no es quién llegó, sino a quién le cerraron la puerta.
El «Rey del Cobre», Germán Larrea, puso más dinero sobre la mesa. No obstante, su oferta fue rechazada. La versión oficial habla de “evaluación de inversionistas”, pero la lectura política es transparente: fue un veto. El desencuentro de Larrea con el gobierno de López Obrador por las vías del tren en el Istmo pesó más que los dólares. Por consiguiente, la llegada de Chico Pardo —un hombre cercano al ecosistema de Carlos Slim— se interpreta como la opción políticamente viable y aprobada tácitamente por el gobierno actual.
Por otro lado, el panorama empresarial mexicano muestra contrastes brutales. Mientras la fintech Plata levanta 500 millones de dólares confirmando la confianza extranjera, el supermercado digital Jüsto anuncia su salida (según la fuente citada), recordándonos que la rentabilidad mata al hype.
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Finalmente, una alerta roja en el sector público: Emilia Calleja, directora de la CFE, podría estar en la cuerda floja. Rumores de gestiones irregulares y debilidad política sugieren que la presidenta Sheinbaum podría hacer ajustes en el gabinete al iniciar el año. El mensaje es claro: en este sexenio, ni el capital privado ni los cargos públicos tienen el futuro asegurado si no se alinean a la nueva gobernanza.
Fuente: Basado en la columna Historias de NegoCEOs de Mario Maldonado (El Universal).
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