Sergio ‘Checo’ Pérez rompió el silencio sobre su salida de Red Bull. Desde Ciudad de México contó su última charla con Christian Horner y cómo vive ahora su apuesta por Cadillac F1 rumbo a 2026.
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Mientras Checo Pérez afina su futuro con Cadillac F1, el tapatío volvió a Ciudad de México y habló sobre su reciente salida de Red Bull.
En una charla ante aficionados y medios, recordó la última conversación con Christian Horner, hoy fuera de la estructura tras dos largas décadas al mando.
Según contó, se despidió agradeciendo el apoyo y remató con ironía: que sentía realmente lástima por quien llegara a ocupar ese asiento tan complicado ahí.
Desde el primer día, Checo entendió claramente que no sería el referente principal, sino una pieza más en un proyecto construido alrededor de Max Verstappen.
Sin embargo, intentó cambiar la dinámica. Buscó influir en el desarrollo del coche y en la forma de trabajar, aunque sabía que existían intereses internos.
Aun así, cada temporada se repetía la historia. El monoplaza evolucionaba hacia el estilo ultraagresivo de Verstappen y él debía adaptarse una y otra vez.
Además, reconoció que el auto era rapidísimo, pero muy exigente. Tenía que modificar frenadas, trazadas y manejo de neumáticos solo para mantenerse competitivo los domingos.
Por eso, admitió que, aunque dolió, dejar Red Bull terminó siendo lo mejor. La presión y el desgaste mental dejaron de ser sostenibles para él.
Aun así, Checo dejó claro el respeto que tiene por Max. Cree que todavía puede convertirse en un piloto verdaderamente histórico si mantiene su nivel.
Pero también señaló que el “segundo asiento” de Red Bull sigue siendo una silla eléctrica. Pilotos cambian, problemas permanecen y todo gira alrededor del neerlandés.
Hoy casi no se habla del coequipero de Verstappen, pese a los resultados discretos. Para Pérez, eso confirma que la lupa mediática fue siempre dura.
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Ahora, el mexicano apuesta por un cierre diferente para su carrera. Con Cadillac debutando en 2026, busca un entorno normal y un coche menos exigente.
Además, el nuevo proyecto le ofrece un rol central, lejos de la etiqueta de escudero. Allí quiere demostrar que todavía tiene velocidad, experiencia y cabeza.
Finalmente, Checo Pérez lanza un mensaje entre líneas: el reto en Red Bull no fue el rendimiento del piloto, sino un sistema diseñado para Verstappen.
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